:::::::::::::::::Diario de una Libelula:::::::::::::

Fin de año, finalización de actividades, celebraciones por acá, por allá, fiestas con sentido otras con menos y otras en realidad cero sentido.
Esta fiesta fue una de estas, con poco o nada de sentido, la idea era webiar y pero divididos por alianzas jajajajajaja, bueno, a nuestro departamento le tocó la de color amarillo, una vez que supimos el color ideamos ideas con un grupo de compañer@s y resultó que lo mejor para una mascota de color amarillo era Bob
Esponja.
Dos días trabajando sin parar para que resultara lo mas parecido al original, rescatando ideas, materiales, tiempo de aquí y de allá, salió a fin: Bob Esponja pantalones cuadrados con cara de idiota y corbata musical.
Bueno, fue tanto lo que nos encariñamos con el trabajo que realizamos que vez que lo mirábamos nos emocionábamos un poco bastante ¿será así cuando uno es padre? pero en menos grado digo yo no? Amor a lo material, en fin
Eran horas antes de la fiestecilla y faltaba quien se iba a poner el Bob Esponja y me dio un poco de recelo saber que otra persona andaría con el Bob sin cuidado, manchándolo, rompiéndolo etc. Así que me ofrecí para ser el idiota disfrazado en la fiesta.
El día anterior anduve bien emocionado con la idea de ser Bob Esponja y todo lo que eso implica, incluso me preparé bien con la ropa que me iba a poner para no asarme dentro de la caja de cartón, los zapatitos y todo.
Una vez ya dentro de la caja asado de calor, lo único que quedaba era pintar el mono y ser Bob Esponja LITERALMENTE! iba todo bien hasta que empezaron los simpáticos hacerme la vida imposible comenzando con molestias softs para la calurosa tarde de ese viernes, no falto el gil que me empezó a tirar piedras hacia adentro, no cacho que tiene en la cabeza ese saco e’Huea si ya esta grande para hacerse el simpático de esa forma, bueno igual le paré los carros por gil y me faltó poco para volarle la jeta de un mangazo, después de unos copetengues me dieron ganas de ponerme el Bob, a todo esto después de la piedra anduve harto rato sin el disfraz para descansar, para respirar y tirar la talla, me lo puse y de nuevo empezaron algunos huevones a hacerse los simpáticos pegándole manotazos a la caja, bueno y hay decidí en sacarme en definitiva el Bob.
Y me queda en mi cabeza lo sacrificado que es para esa gente que se disfraza para ganarse la vida, lo abnegada de su vida, y lo poco reflexivo que es uno frente a los demás y que uno tiene que vivir en carne propia los pesares para darse cuenta lo tormentoso de algunos oficios que se ven relajados y agradables, nunca más me pongo un disfraz ni para niños ni para adultos, la cagó nunca más…